vendredi 29 juillet 2011

NUEVA POESÌA ECUATORIANA


MI PADRE EN LAS RIELES DE SUMPA O
“donde la piedra escribió el retorno /
en la matemática de un instante”…

nuevo libro de Freddy Ayala Plazarte


“Se ha ido mi padre
pero yo todavía continúo en las rieles
hurgando el génesis de su melancolía
acaso reteniendo por un segundo más su mirada?”


Mi padre en las rieles de Sumpa del joven poeta Freddy Ayala Plazarte ex tallerista de la CCE y miembro del colectivo La K-bezuhela, atestigua el lúdico reencuentro con sus identidades ecuatoriales, en el que una nueva generación de poetas andinos se halla tenazmente empeñada…

Superada la poética seudo filosófica y “cosmopolitista” de la generación del 90: medrosa y cínica, dubitativa frente a su contexto neoliberal emergente; aislada finalmente en su laboratorio íntimo, frente a una bullente sociedad en reverberación, la cual nunca advirtió de su vana palabrería. Por el contrario, este poeta de inicios del siglo XXI, tal cual lo hicieron los vanguardistas andinos de hace una centuria, se asume en el tiempo/espacio Pacha del omnipresente; tocando los acordes del pasado/futuro cíclico; tarareando juguetón las ancestrales polifonías de aquella nación multicultural y milenaria, a la que “se sabe” con orgullo pertenecer.



Y, conciente de la magia de algún cono-cimiento ancestral, se asume como el imaginario de un escritor futurista, para nada folklórico o peor “indigenista”, como algunos despistados tildarían; más bien, texto sobre texto, Ayala Plazarte imprime un palimpsesto marino, tropical y andino a la vez, para salir al encuentro de su matriz paterna y maternal (subjetiva y colectiva), en las costas ecuatoriales de la legendaria Sumpa, lugar en donde:

…se reunieron
antigüedades del fuego… y

.. donde fósiles del megaterio
guardaron absoluta memoria…
y desde sus mares
estelas de peces
calcinaron un hambriento solsticio.


El poeta recupera así, como otros poetas ecuatoriales que lo antecedieron, el abrazo de los amantes legendarios que son nuestros padres primordiales, anhelando la utopía de escribir en la tierra Kay Pacha, lo que las constelaciones dibujaron en el celeste e inamovible Hanan Pacha…

Sumpa el antiguo
rito de las voces
la conexión de las sombras
donde los gestos hablaron por el misterio
donde la piedra escribió el retorno

en la matemática de un instante
aquel segundo de infinita memoria.


Esta poesía “hecha a mano” y, hecha también “a corazón ecuatorial”, pero a la vez cósmico, sí parece estar dedicada -a diferencia del extravío de sus inmediatos antecesores-, a los "Habitantes de un país ecuatorial / de tridimensionales equinoccios".


Diego Velasco Andrade
Kitu, Tierras del Centro, julio 2011


lundi 18 juillet 2011

NUEVA NARRATIVA ECUATORIANA



CON AROMA A PUEBLO
O hacia una literatura como patrimonio local

(Nuevo libro de Oswaldo Mantilla)

Las Literaturas neo-costumbristas, se anclan firmes en la historia y en la riqueza cultural de los pueblos y culturas del mundo y en nuestro caso, en aquel Ekwador multicultural con el que soñamos; en efecto, siendo el universo de las literaturas tan amplio como la historia de los pueblos y culturas primordiales, “las literaturas de tradición” constituyen aquellas creaciones artísticas expresadas como textos, aún cuando al inicio no hayan sido escritas por autor alguno, sino propagadas a nivel oral como “secretos a voces” y transmitidas “de boca en boca”.

De este modo, las literaturas neo-costumbristas constituyen a la vez “obras subjetivas” y “obras colectivas” que perduran ante el paso del tiempo y se construyen como un patrimonio oral y registro testimonial de valor incalculable para la historia de las comunidades; posibilitando que los eventos significativos de un pueblo y sus personajes arquetípicos, no queden congelados en el olvido, y por el contrario a las funestas, mercantiles y violentas “narco-literaturas” que hoy nos acosan y abomban por todos los medios, nos permiten valorizar las identidades singulares también como identidades “glocales” activas y en resistencia...

Tabacundo pueblo andino e imago del autor

La singular literatura neo-costumbrista que reseñamos, deviene entonces “memoria de los pueblos”, guarda en ella la búsqueda ansiosa de la libertad colectiva a la vez que individual; toma la realidad local no para cuestionarla o para justificarla, ni siquiera para “cambiarla”, ni recrearla; mejor para inventar otra historia más íntima y menos aburrida como correlato a la “historia oficial” escrita por nuestros inefables “historiadores light” del Ecuador “criollo y republicano”; construyendo así una micro historia que nace de las quimeras de la gente común, de lo que sucede en la cotidianeidad biográfica de los pueblos, de la fantasía, del juego y de la inocencia de los niños; de las necesidades de personajes que, pareciendo “pueblerinos”, son las mismas que aquellas que narran las costuras, peripecias y cicatrices de los presuntuosos citadinos...

Así, la novelina de Oswaldo Mantilla incansable escritor y gestor cultural tabacundeño activador del mítico Retorno, concibe a la literatura como una forma más de registro cultural, que es utilizado por él para hacer memoria de su infancia y adolescencia, pero también para dar a conocer la tierna y a la vez jocosa razón de ser y existir de los pueblos andinos equinocciales protegidos por el Apu tutelar de su micro-región: el Taita Cayambi.




Si un escritor tiene conciencia de la cultura a la que pertenece, así como de las diferentes culturas que existen en su país, si se identifica con los otros, y al mismo tiempo respeta las diferencias que pueden existir entre él y esos "otros", será capaz de transmitir toda esa riqueza y experiencia multicolor a sus lectores. Así lo hicieron en su tiempo: José de la Cuadra, Gallegos Lara, Jorge Icaza, Nelson Estupiñán Bass, Pablo Palacio, Jorge Carrera Andrade, entre otros y, que hoy recordamos no solo por haber “escrito literaturas”, sino por su participación activa en las historias del Ecuador, y sobretodo por el aporte cultural intangible que nos legaron, mostrando la realidad del indio, del afroecuatoriano y del mestizo, a inicios del siglo XX.


Haciendo parte de esa saga colectiva, la obra de Oswaldo Mantilla, escrita a inicios del siglo XXI, se pueden sumar a la de otros y otras escritoras, que han surgido en los últimos tiempos y que también transmiten en sus textos las realidades actuales de nuestra tierra andina ecuatorial, y aportan concientemente con su escritura, a la constitución de aquella cultura plurinacional que garantiza nuestra constitución y, en ese marco hacen parte también del patrimonio cultural intangible de los pueblos y culturas del Ekwador multicultural, con que soñamos.


Diego Velasco Andrade
Kitu, Tierras de la mitad, julio 2011

mardi 5 juillet 2011

NUEVA NARRATIVA ECUATORIANA


IDEAS EN ESPIRAL PARA OBSERVAR
EL LIBRE FLUIR DE “SILUETAS EN EL AGUA”

Cuentos de Chely Mejía Yépez


Por Diego Velasco Andrade

La literatura, en tanto intervención apasionada de un “lector in fabula”, tal como quisiera el semiólogo y patafísico Umberto Eco, nos permite optar por la libertad de trastrocar el mundo a través del disfrute de un texto literario y enfrentarnos así a la aventura de su interpretación significante y en especial, de manera participativa, gozosa e “imaginante”.

Así, una vez que ingresamos a “esa realidad imaginada”, no podemos evitar sentirnos atrapados por la maravilla de la palabra en sinuoso movimiento o de viajar de la mano del autor a caballo sobre la briosa aventura del lenguaje; de introducirnos con verosimilitud en sus historias ficticias y conversar con sus personajes reales, desplegándonos por escenarios casi intangibles, tan solo “creíbles” por efecto del punto de vista narrativo; en fin, no podemos evitar ser sensibles frente a todo aquello que nos propone el autor, compartiendo su sentimiento y memoria, quien nos estremece con su singular manera de mirar, crear y re-crear mundos.

Si la lectura participante constituye una suerte de “unión libre entre un texto y quien lo lee”, el acto de leer, nos permite conocer al “otro”, a ese “aquel” del quien el autor escribe ¿y por qué no? también conocer la tímida subjetividad del mismísimo escribiente, que raras veces deja de ser un niño, para mirar con asombro la época y los lugares donde vivió su infancia y alegóricamente recoger aquellos pasos a través de su escritura penitente. Así, para que exista una verdadera comunión entre lector y autor, debemos estar predispuestos a sentirla como propia y ejercer su lectura, “corazonando” en cada página con la voz narrativa, lo que muchas veces ha sido impreso con sangre, y “carne de su carne”…



Desde los años 80, cuando aparece una nueva generación de escritores, a partir de los Talleres coordinados por Miguel Donoso Pareja en Quito, Manta y Guayaquil, irrumpe también una nutrida generación de mujeres narradoras, con obras de gran calidad estética, -aún no suficientemente valoradas-, y que se caracterizan porque ya no abordan lo social de manera explícita como lo hacían los escritores de las generaciones anteriores, sino a través del recurso de lo sensorial cotidiano; historias en las cuales lo existencial, lo sexual, lo fantástico, lo mítico, lo amoroso, son motivos recurrentes, esta vez bajo una óptica alternativa a aquella “masculinista” de sus antecesores, haciendo tangible lo que Julia Kristeva llamaría a nivel lingüístico: la “ginotextualidad”, en otras palabras una “escritura con sensibilidad de género”.
Este es el caso de los cuentos de Cheli Mejía, quien por su inserción en el proceso seguido por los autores formados en los talleres y en el contacto interpersonal con ellos pertenece también a esta generación, y que en acuerdo con su contexto enfatiza a sus personajes en su interioridad, utiliza técnicas modernas como el collage o la yuxtaposición de tiempos y lugares, recurriendo por ejemplo al monólogo interior, a la ironía, al libre fluir de la conciencia, al lenguaje de guión cinematográfico; creando historias donde el tiempo es manejado con un sentido de relatividad y el punto de vista de la narración no pertenece únicamente a su autora, sino más bien a diversos personajes, que ella crea y recrea con pasión, con amor y nostalgia, en sensibles y cromáticas polifonías.

La narrativa de Siluetas en el Agua, acusa también la influencia de un realismo mágico, de la creación de “ficciones casi reales” tal como quisiera Borges y del uso de técnicas vanguardistas, -las del surrealismo en especial-, del fluir de la conciencia, de la escritura cinematográfica, de la inserción de lo fantástico en lo que creemos “lo real”, de lo mágico proveniente del mito y del cuento de sabiduría oriental como el koan, el cuento sufí o de la alegoría gnóstica de matriz cristiana (el magnífico cuento sobre María Magdalena es un buen ejemplo de ello), todo aquello sumado en la parte final de la obra, a una alusión irónica de las modas, prejuicios y valores de la clase media juvenil quiteña.

Más allá de las experiencias infantiles y juveniles de la autora sobre su tierra natal, los textos más libres de esta selección se leen y “se dejan leer” como decía Cortázar, para soñar y para reaprender a soñar con nuestras raíces primordiales y están ahí para reforzar y afianzar identidades subjetivas y colectivas; así, los cuentos de “corte andino” constituyen un bloque fundamental del libro, pero no pueden ser vistos de una manera “indigenista” ya en rezago, o como simples alusiones “folkloristas” de lo llamado “realista”, sino como un “curioso” ejercicio de sensibilidad imaginativa de nuestra literatura futura, que por lo pronto podríamos clasificar como pertenecientes a “lo mágico andino ecuatorial”…

Presentamos entonces, con estas breves palabras introductorias, a una narradora que pinta alegorías cromáticas o a la pintora que escribe bellas utopías, sueños y fábulas, que por ahora ha decidido compartir las historias que guardó con celo en el laboratorio de su fatigoso imaginar en los talleres literarios en los que transitó; haciendo de la literatura y de la pintura, dos vectores de su energía y pasión creadoras, permitiendo que fluyan libres, sutiles y nostálgicas como un cuarzo lanzado al lago, las historias poéticas húmedas y concéntricas de “Siluetas en el agua”.


Diego Velasco Andrade
Kitu, Tierras de la Mitad
Mayo de 2011



LANZAMIENTO
MIÉRCOLES 6 DE JULIO de 2011
SALA BENJAMÍN CARRIÓN CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA
19 HORAS

Presentará el acto
por KOz editorial Alfredo Pérez Bermúdez