mardi 13 mai 2008

LITERATURA FRESCA DE ECUADOR



6 POETAS FRACTALES*

SELECCIÓN POÉTICA
Talleres de Literatura de la CCE


Si aceptamos con Ernesto Sábato, que la prosa es lo diurno y que la poesía es la noche, podríamos también afirmar que la narrativa es el atardecer, que la novela una tenaz vigilia y que la poética se alimenta de signos, señales y símbolos escondidos bajo nuestra onírica almohada; que es también el lenguaje de nuestras tinieblas y abismos personales. No hay entonces mejor escenario para ubicar a estos seis nuevos poetas que presentamos, que en el vasto territorio de los sueños y pesadillas, localizadas allende paisajes terrestres, quizás en el lejano y alucinante paisaje de lo celeste.

Y del mismo modo que las estrellas, que aparentemente separadas unas de otras son también constelaciones en la vía láctea, la visión fragmentada de escribir poemas en un taller, sin cosmos aparente,-tan lejos y tan cerca de las estrellas-, es tremendamente fractal: es utópica y ucrónica “sin lugar” y “sin tiempo”; tan similar a lo que quienes fungimos de poetas, hacemos cotidianamente para crear un poema, carente de lugar definido, de propósito material y comercial aparente, en nuestro cosmos social.

Mas, si las estrellas duran largo tiempo en el cielo y no indefinidamente, cuando agoten su carburante nuclear morirán; ¿cuál será entonces la micro duración de un poema, en tanto que fragmento de una energía poética creadora, condensada y girante en la otrora “galaxia Gutemberg”?... hoy, en la ya legendaria galaxia virtual? Hacer viajar poemas en la bóveda celeste, poner ideas y sensaciones en órbita estelar, he aquí el sueño de los poetas del siglo XXI y un desafío para nosotros sus lectores; imaginantes y utópicos como Rimbaud y sus cantos malditos o futuristas como Da Vinci y sus cohetes renacentistas, la mayoría de nosotros hemos leído alguna vez un poema, mas pocos sabemos de los estallidos vitales, de las sinergias y explosiones que han dado lugar a su nacimiento.

¿Cómo ubicar estos versos en las últimas tendencias de la poesía ecuatoriana, con aires de oficiosa y solemne; evasora premeditada de la poesía comunicante y social?.. En el paisaje actual, cuando nos interpela el tiempo veloz, vertiginoso, caótico, virtual, una noción siempre nueva, progresista y multi-diversa de la poesía nos hacía falta…una poética por una sola vez no densa, no conceptual, no artificiosa; sí prosaica, si comunicante y hasta cotidiana y surrealista,
si le viene en gana.

Así, Johanna López, asume su poética desde lo arquitectural que es su oficio y desde el maléfico y suicida Cioran que es su fantasma, y nos lanza a la cara dardos, flechas y latigazos de signos y señales que, paradójicamente a su caos aparente, son construidos con milimétrica y razonada precisión; construcción y reconstrucción permanente de la noción convencional del poema, reto y rompecabezas permanente para “lectonautas” iniciados y profanos

Sonia Cruz, construye extraños paisajes de gatos y de cascadas, plenos de “surtidores subterráneos”, de “Tallos oscilantes / Rumores de escarcha. Mareas cálidas y sanguíneas”, pero también de “Abismos/ Ópalos de tristeza”, “Profundos afluentes de melancolía que derraman su luz en espesuras”. De “Enredaderas que sangran” y de “Océanos de tiniebla”. Paisajes imaginarios en suma, cargados de “Ubicuidad...Espuma y veneno”. Mudos testigos de alguna “Sutil carnicería humana” personal y primordial…

Freddy Ayala Plazarte, -el neo-vanguardista del grupo-, con sus NODRIZAS DE ARENA, maquina complicadas pirotecnias verbales, que deben ser descifradas sintagma por sintagma; en una suerte de escaleta de sensaciones, colores y elaboradas sinestesias; donde sonidos, olores y sabores se entremezclan en un alambique que secreta un lenguaje exuberante, de gran riqueza rítmica y polisemia.

Vladimir Recalde, en cambio, se desenrolla en las calles que son las de su propia conciencia, en donde “No hay nadie” sino “Árboles y asfaltos de dolor” y un paisaje que es “música de piedra” para sus “ojos de aguacero”. Así, el antihéroe de Salmos de Cristal es “un hombre de arena/que se deshace en los largos pasadizos de una fábrica”, “mientras la llanta de un auto/ destroza una paloma” o, el mismísimo “solitario/que ruega en silencio /a un dios que orina en su cara” y que sin embargo, tiene “manos que acarician astros/cuando la ciudad está de fiesta”; aquel que incita a la voz poética a que “Muerda con sus dientes la entraña de la piedra”, a que “esparza con sus manos las vísceras del viento”.


Finalmente, Andrea Samaniego con sus “Mandalas” y María Fernanda Vinueza con sus “Histerias”,-las dos poetas más jóvenes del grupo-, experimentan con una prosa poética de profundos significados y resonancias erótico-amatorias. Sin embargo, su propuesta no recae en la reiterada “poesía erótica”, lugar “tan común y corriente” en la poética contemporánea “escrita por mujeres” en Ecuador. En ellas, más bien hay una búsqueda del Eros cotidiano, tierno y violento a la vez, tan real que subyace en cualquier relación de pareja, que se atrae y se repele en un amor-odio esquizofrénico, que nos interpela y nos asusta con sus crueles paradojas.

Con su obra, estos seis poetas “fractales”, nos demuestran una incesante búsqueda de oficio literario, pero también nos convocan a un intenso encuentro lúdico con otras voces de su “generación”; sobretodo su interés en la configuración de una poesía joven, nueva y fresca, demostrando que nuestras tierras andino ecuatoriales, constituyen muchísimo más que una despistada “Línea Imaginaria”.


LUZ LATERAL *


Selección narrativa
15 nuevos narradores en Ecuador



Talleres de Literatura de la Casa de la Cultura Ecuatoriana


"Innumerables son los relatos del mundo", dice Roland Barthes, refiriéndose a la variedad y diversidad de literaturas narrativas del planeta, y en especial a los mitos, en tanto que macro o meta relatos, de los pueblos primordiales; históricamente, el relato popular es una de las más antiguas formas de literatura de transmisión oral que sigue aún viva, como lo demuestran las innumerables recopilaciones modernas que reúnen nuestros mitos, leyendas y tradiciones, regionales y locales.

Mas, para los vertiginosos y “virtuales” tiempos que corren, el relato demuestra la necesidad de constituirse, antes que en la trascendente historia de un pueblo o una cultura: en la “configuración verbal de alguna experiencia humana”, o quizás en la constatación de la crisis de “un asunto cualquiera”; y, a diferencia de la novela, que pretendería el desarrollo de una psicología de personajes o de una vasta historia con aires de “trascendente”, el relato contemporáneo busca lo fulgurante, lo banal, lo antiheroico.

"Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos", nos susurra el maestro del cuento metafísico Jorge Luis Borges; en tanto Julio Cortázar nos recuerda que el micro relato contemporáneo, se relaciona con el minimalismo fotográfico o con la veloz viñeta de periódico; pues si la novela está más bien emparentada con el cine, la idea de un cuento implica una sola secuencia, en tanto el film requiere una sucesión de escenas, secuencias y partes, lógicamente estructuradas.

Esta concepción del cuento como estructura literaria breve, autónoma y singular, parece predominar en los 15 nuevos narradores que presentamos, y esto significa que ellos, antes que remitirse a una organización y forma determinadas, buscan un carácter peculiar, intrínseco e individual a sus narraciones. Sus relatos en mayoría de corta extensión, se oponen a la ambición de “novelar” una situación trascendente y antes que interesarse en la construcción de “personajes creíbles”, se interesan más bien, en la construcción de historias imaginadas, soñadas o inventadas. Y otra cosa, para escribir sus singulares historias, los autores no parece que hubieran acudido a antiguas y misteriosas recetas celestinas.

Si el personaje en un cuento está supeditado, a la trama y al acontecer, la trama de la mayoría de estos cuentos, es la diversa y variable urdimbre de sus realidades; en ocasiones con finales insólitos y en otras sin final “final”. Su trama puede ser más o menos simple o más o menos compleja, A veces, estos narradores combinan la idea inicial, o punto de partida, con otros incidentes sucedidos o “inventados” en función de una trama básica, que solo constituye una “historia o aventura del lenguaje”, que “se deja leer” y que convierte en el cuento mismo.
En algunos, la originalidad radica en la novedosa reelaboración de leyendas que se derivan de vertientes antropológicas o históricas más o menos conocidas; tal el caso de “La máscara de Kamarí”, de Priscila Montero, “El viaje de Terakenón”, de Julio Enríquez, “Aya, la Diosa de la Muerte”, de Martha Garcés o “El Encantado del Cajas”, de Oswaldo Mantilla; la revalorización de identidades y relatos ancestrales, es uno de los elementos más significativos en este tipo de narraciones.

En todos ellos, el cuento tiene una base tradicional y se organiza principalmente en el plano de las anécdotas, como un encadenamiento de acciones cotidianas pero que asumen un tono maravilloso y se desarrollan en ambientes inesperados; exponen sucesos fabulosos y sobrenaturales en un contexto cultural ecuatorial de raigambre precolombina. “Re-cuentan” temas más o menos conocidos, pero reescritos por el narrador, constituyendo el luminoso indicio, de lo que por lo pronto llamamos en nuestro taller: lo “mágico andino ecuatorial”.



Otros, más bien con una versión realista y descriptiva, exponen sucesos verosímiles y cotidianos, a menudo tratados con comicidad o sorna, como en los cuentos de Manuel Maldonado o de Carlos Pozo o, en una suerte de neorrealismo social como el “Mundos Paralelos” de José Flores o el realismo imaginado de “Bailando con Tolouse”, de Juan Pablo Mogrovejo. Algunos, parecen estar más bien preocupados del “qué se cuenta”, antes del "cómo se cuenta", tal el caso de Paúl Miño, que con un tono prosaico y aparentemente “no literario”, tiende un anzuelo realista, para criticar los imaginarios de los jóvenes universitarios de clase media, con poses de intelectuales.

En una tercera vertiente constatamos, que se ha evadido con premeditación la utilización de anécdotas con principio, medio y final, para dar más bien paso a lo ambiguo, al mínimo fragmento cargado de sentido y la micro exploración psicológica de un personaje que, aunque tratado en primera persona, no corresponde al punto de vista de la autora. Tales los textos de Genoveva Ponce, Adriana Landívar y María Fernanda Vinueza. En ellas, el cuento pasa de valorar “lo dicho”, a valorar “lo no dicho”. La situación mínima, vulgar y de cada día, se convierte en asunto metafísico; lo denotativo adquiere relieve connotativo. Las tres, mediante enunciados aparentemente fragmentarios y con historias indirectas, tratan de penetrar en una “segunda realidad”, tarea a decodificar por el cómplice lector.

Finalmente en otros autores, escribir cuentos es un modo de hacer emerger algo que estaba oculto; así, Francisco Gálvez en “Recogiendo Pasos”, Dalia del Pozo en “El Rey Serpiente”, o Daysi Cárate en “Djembo”. Ellas y él, nos hacen ver una verdad que subyace, en su pretendidamente ingenua y prosaica trama, hasta desenlazar en forma de fulgurante revelación.
Narraciones en general breves, de sucesos en su mayoría “imaginados”; con un reducido número de personajes que participan en una sola acción, un sólo foco temático y a veces insólito, parecen ser en suma las constantes de esta mínima muestra del amplio trabajo narrativo, de estos 15 nuevos narradores de los talleres de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; su finalidad es provocar en el lector una respuesta emocional y de cómplice empatía con sus realidades personales y con sus singulares y ficticios “mundos paralelos”.

Cuentos poéticos y poesías narradas, que se caracterizan por una gran riqueza en fantasía y una exquisita belleza temática y conceptual, nuevos relatos iluminando con la Luz Lateral de Pablo Palacio, en el espacio tiempo (Pacha) del legendario “País de la Mitad”.



*Diego Velasco Andrade
Director de los Talleres de Literatura de la CCE
Quito, abril de 2008

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