vendredi 27 mars 2009

NUEVAS NARRADORAS ECUATORIANAS 3


Priscila Montero

(Guaranda 1974)

Es ingeniera informática. Desde 2005 integra los talleres literarios dirigidos por Diego Velasco en la CCE, en donde realiza un estudio sobre literatura de Ciencia Ficción en Ecuador. Tiene tres libros de cuentos inéditos: La Máscara de Kamarí, Estremecimientos y Cuentos Fantásticos. Trabaja también en literatura para niños. Ha publicado en Luz Lateral , selección narrativa de los Talleres Literarios de la CCE, 2008.

Mantiene un blog personal


LA MÁSCARA DE KAMARI


Por Priscila Montero
Mi nombre es Kamari, nací en una isla. En este lugar, se concentra la mayor producción de figuras de oro del Señorío de Quito, el pueblo es el encargado de elaborar toda clase de objetos para adorno y utensilios muy bellos, por la fama de los artesanos se les había encargado confeccionar un trabajo diferente, los comentarios de los ancianos decían que esto perdurará a través del tiempo.

El cacique y el consejo de ancianos mantuvieron el secreto, pero muy pronto se regó la noticia, Guaco seria el ejecutor de la obra. Lo supe de una muy buena fuente.

Tenía que hablar con él, pero por más que intenté no podía hacer siquiera que se fije en mí. Un día, después de salir del mar me encontraba meditando; me apoyé en la tola que aseguraba mi casa, y ahí estaba Guaco, frente a mis ojos no podía creer mi suerte, agradecí al buen Pacha Kamac, y decidí acercarme y le interrogué.

- ¿Qué clase de material vas a utilizar, talvez el platino?
- No, me contestó.

Eres el mejor artesano del pueblo,–proseguí-, yo podría ayudarte, yo también soy artesana; él, me miro fijamente y dijo:

- Nadie en el pueblo lo sabe, podrías morir sacrificada por revelar el secreto, fingiré que no he escuchado nada, adiós. Y se alejó.


Me quedé echando caracoles al agua, cuando observé, algo en el mar me acerqué y lo tomé pero no supe distinguir qué era; de pronto se me ilumino la mente, y comencé a dar vueltas y vueltas con una idea fija en la cabeza, Kamari, -me dije-, tú puedes hacerlo.

Le conté la idea a Nina, mi amiga, y a mis padres, pero les pareció una locura, para tranquilizar a mi familia, les dije que desistí de la idea pero que tenía que trabajar el doble en el taller, lo que no sabían, es que me escabullía por las noches a ese lugar….

En mis anotaciones tenía todo claro, el cuerpo de la pieza estaría decorado con pintura negativa, cuyo motivo central constituía una representación de la imagen que miré en el mar, lo que no tenía claro todavía, era en qué lugar debería disponer los rayos que iba a poner a la pieza.

Calentaría el platino conjuntamente con el oro, para luego martillarlo y recalentarlo sucesivamente, hasta obtener una aglutinación, la aleación de los dos metales. Aunque en mi pueblo se hacen más las miniaturas, mi máscara sería la ofrenda ideal para la próxima ceremonia.


Para conseguir el oro, sin que mi madre se enterara, fundí, todos los objetos familiares, personales y hasta prestados por mi amiga, objetos con los que debíamos ser enterrados; fue un trabajo arduo, hasta que llegó el gran día.

Todos nos concentramos en la plaza a la espera de Guaco, cuando una noticia comenzó a recorrer el pueblo; la pieza elaborada por Guaco había sido robada, ¡era mi oportunidad!, comencé a gritar: yo tengo una máscara igual…

Todo el mundo gritaba, y el cacique mayor pedía serenidad y aseguraba que todo se esclarecería; Guaco me vio y pasó atropellándome, así que decidí subirme a una tola y la descubrí, todos se quedaron maravillados.

Es la imagen de Pacha Kamac decían unos, es el Dios Sol decían otros.Guaco gritó, esa era mi idea, traté de negarlo, me bajaron de la tola, y a punto de ser linchada, la luna tapó al sol
y pude escapar. Me escondí lo mejor que pude por algunos días pero me armé de valor y decidí volver, de alguna manera demostraría mi inocencia.

Fui al centro de Tumaco y me subí en la tola, y comencé a llamar a todos, ahí estaba mi familia, el consejo de los ancianos, mis amigos y Guaco, lo expliqué todo, yo lloraba de rabia e indignación.

Tuma, el cacique se dirigió a mí: Kamari, has dado muestras de ser una mujer valiente que lucha por sus sueños, estos días te hemos estado buscando, la pieza elaborada por Guaco apareció, pero él afirma que hizo las dos, así que la verdad pronto se esclarecerá.


Nos hicieron un interrogatorio, pero la pregunta final fue.
¿Qué clase de aleaciones utilizaste, cual fue el método empleado?
Lo expliqué todo, detallé minuciosamente el trabajo realizado.

Misteriosamente, Guaco se disculpó, el consejo de ancianos se dirigió una vez más al pueblo y me preguntó, si quería que mi trabajo fuera entregada al Señorío Cañari, me quede sin palabras, sabía que el trabajo fue encargada por un Señorío pero no sabía cuál.

Cuando volví en mi, respondí en tono muy fuerte
-Sí.

Esta noche al acostarme, mis padres estaban emocionados por mi viaje a Quito, a dejar la máscara del Sol. Ahí se haría la entrega oficial al Señorío Cañari.

Mi madre dijo:

- Kamari, es un gran honor te prepararé una tonga reluciente para el viaje.
Mi padre, me miró de frente alzo sus brazos, me dio un fuerte abrazo

- Se acerca el 22 de marzo, equinoccio de primavera, los rayos solares caen de forman perpendicular, vas a ser testigo de algo grande….

Se llenaron sus ojos de lágrimas y prosiguió:

- Cuídate y lleva este amuleto, está hecho de cobre es un sol, pensaba dártelo cuando te casaras, pero este momento es muy especial.


Me despedí de mi familia, y de mi mascota, Mi amiga Nina también llegó a despedirse, ella me había contado que Guaco era el encargado de elaborar el objeto, guardé en mi mente la imagen de mi familia y de mi mascota, ¡era una iguana tan simpática! y partí al amanecer.

El viaje fue cansado pero muy ilustrativo, aprendí mucho de la cultura de otros Señoríos del Reino, lo que me pareció interesante es que la inclinación del mundo en el que vivíamos era de 23,5 grados y que los rayos solares caen de forma perpendicular sobre las tierras de Qui To, las tierras de la mitad.

Me sorprendió conocer que únicamente los andes ecuatoriales son sitios de elevación en la línea equinoccial y que íbamos a ir a Catequilla, el mejor lugar para hacer observaciones astronómicas de nuestro padre sol.

En el viaje pude observar llamas, venados y aunque no me lo crean felinos parecidos al jaguar, pero que la gente del lugar llamaba pumas. Después de viajar y viajar llegamos a Quito, la entrada era imponente y había muchas construcciones en piedra, la gente estaba vestida de distinta manera, y todos parecían tener prisa; pasamos por una plaza con mucho movimiento, animales muy singulares, un pájaro muy grande de cabeza pelada rondaba las cimas de altas montañas; en el centro del pueblo al que llamaba kancha nos esperaba el cacique, quien se acercó a mí y me dijo:

- Kamari, hábil artesana, tu leyenda ha llegado hasta nosotros, ¿cuéntanos como pudiste retratar al padre Sol?
Le conté que en mi visión, soñé a un sacerdote en una celebración religiosa, donde había mucha luz que protegía a todo nuestro pueblo.

El cacique de Cañar, escuchó todo se dirigió a mí y habló de esta manera

- He visto la máscara, sus rayos se han transfigurado en serpientes totémicas que nos protegerán...
Fuimos a comer y al día siguiente iríamos a Catequilla.

Me alojé en una construcción muy hermosa con jardines y plantas de todas las especies y colores, y miré algo que me pareció increíble: un pájaro que flotaba como suspendido en el aire, me dijeron que se llamaba quinde, kinty o pajarillo solar, dormí placidamente, y al otro día me levanté muy temprano.

Fue una aventura llegar; íbamos con una comitiva medianamente grande, me detenía de vez en cuando y dibujaba mis hallazgos, atravesamos muchos parajes con árboles y vegetación inexplorada, llegamos a Catequilla a un sitio semicircular donde comenzó la ceremonia.

Cuando el sol llegó al medio día, todos los caciques de los distintos Señoríos, formaron un círculo, y el Cacique de Cañar se puso en el medio y levantando la máscara habló:

- Hoy es el día del equinoccio, es una fecha importante hoy invocamos al padre Sol por el camino recto del Inti Ñan, por medio de él alcanzaremos la gracia divina, en la germinación y fructificación de mieses, salud y bienestar para los Señoríos y sus caciques. ¡Padre Sol, ayúdanos a contrarrestar toda clase de adversidades, este día es vital, hoy los caciques planificarán, el espacio y el tiempo Pacha, del día que vendrá!...


La ceremonia prosiguió con palabras que no pude entender, finalmente se entregó la máscara al cacique del Cañar, en ese instante un rayo de sol violeta descendió a la celebración e iluminó la máscara; el cacique dejó de hablar y se arrodilló todos hicimos lo mismo fue un momento emotivo, la luz se reflejó en nuestros rostros por unos instantes, después se levantó y con lágrimas en los ojos nos invitó a disfrutar del paisaje, al atardecer regresamos a Quito, los caciques se reunirían en privado.

Fui invitada a participar en la comunidad central para compartir mis conocimientos, me quedé 15 días, el cacique y los ancianos, me explicaron los movimientos de los astros, de la luna Killa y del padre Inti, después regresé a Tumaco.

El viaje de retorno fue menos cansado. Un amanecer llegué a mi casa, salió a mi encuentro el sol tierno del que alguna vez me hablaron mis abuelos; todos dormían, entre en puntillas y me acosté con la firme idea de soñar y crear esta vez,
mi propio Sol.

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