jeudi 21 janvier 2010

DEMOLICIÓN EN MOVIMIENTO: SERIE ENSAYOS 2


SOCIOLOGÍA Y LITERATURA EN EL ECUADOR


Una relación bajo sospecha *


Por Pablo Yépez Maldonado*

En los nuevos tiempos, en esta era de cambios y fogosos discursos sobre la revolución y el poder de los ciudadanos; en esta época en la cual la incertidumbre da paso a la esperanza, a la posibilidad de concretar por lo menos la racionalidad del aparato estatal, la consolidación de un proyecto nacional (discutible, pero por lo menos existe una propuesta a ser discutida); en estos momentos en que se inaugura una nueva época (otra) con todos los vientos a favor a pesar de que existe un vacío de la participación de los ciudadanos en la construcción concreta o por lo menos en una base social de apoyo efectiva para concretar los cambios; preciso es hacer un breve recuento de las diversas etapas por las cuales nos ha tocado atravesar para llegar a donde estamos. Tanto desde el punto de vista de los personajes como de los actores, de los tramoyistas, de los iluminadores, de los guionistas, de los cronistas, de los que en definitiva han actuado y siguen actuando en el escenario de lo que es el actual Ecuador. Es el tiempo de la reflexión para evitar llegar a Puerto de Palos, nuevamente.

Debajo de todos los discursos, de las experimentaciones formales, de los manifiestos y de los ensayos; lo que se discute es la reubicación del poder político y cultural, como siempre que existen movimientos agitados en el recurrir de la historia. Debajo de los discursos relamidos de algunos literatos y crípticos de la mayoría de sociólogos o investigadores sociales se oculta esta realidad; en esencia cuál es el discurso que prevalece en los meandros del poder. Más allá de las repetitivas y manidas discusiones; lo que subyace en la polémica, es la construcción del discurso político recogido por los sociólogos y la construcción del canon por parte de los literatos. ¿Hasta qué punto es válida esta percepción y esta relación? Al parecer la historia actual justifica este paralelismo pues, como se demostrará en el transcurso de la presente, los personajes de novela de la décadas de los 70 y 80’s son los protagonistas de la historia real. Es posible, según los intelectuales que ocupan el “Palacio de Zoonderet”, construir una nueva nación –aquella permanentemente en ciernes- a partir de la edificación racional, ordenada y aséptica determinada por Senplades –que se asemeja a la versión “orwelliana” de la institución encargada de normar los sueños y ¡hacerlos realidad!-.

No es casual, o podría ser nada más la constatación de que debajo de la pretendida escritura científica acerca de la realidad se encubre la fantasía más delirante, que nuestro mayor sociólogo –es decir para trasladar a él alguna de las valoraciones que realizó acerca de la aceptación de las obras: pues ha sido publicado en varias editoriales y su circulación ha trascendido las fronteras patrias-, se bautizó como hombre de teatro y mantuvo una relación muy estrecha con la literatura en su intento de explicar –ya no de captar- la realidad. La fina línea divisoria entre literatura (es decir ficción) y sociología (es decir un permanente ensayo) va de la mano de la realidad cambiante, vertiginosa, a veces inasible de esta historia que se construye a golpe de forajidos, vándalos, aventureros, príncipes, marginales, políticos de caricatura, seres de carne y hueso que son retratados ficcionalmente o descritos científicamente en un esquizofrénico intento por asir la realidad, como pretendían aquellos escritores de la generación del 30, o evadirla como lo hicieron a su manera literaria y literalmente la generación que se decapitó, o aquella más actual que se retrató a sí misma en su tránsito del más completo optimismo hacia su desencanto. Se arguye que los sociólogos de antaño, así como los cronistas son a los antropólogos, son los narradores; de la misma manera los ficcionalistas de hoy parecen ser los sociólogos pues no se deja de ver su impronta tras todos los proyectos de desarrollo ante una realidad que se resiste a torcer su cuello de cisne.

Esa permanente construcción del discurso, de la trama, de los personajes y de la voz narrativa son la realidad o nada más una realidad soñada; es decir personajes que se sueñan sociólogos o sociólogos que se piensan personajes[1].

CÓMO EMPIEZA EL "CUENTO DE LA PATRIA"
La historia tiene fracturas,
fases que impelen a los actores sociales a hacer su destino aún a pesar de no tener la conciencia suficiente como para detallar todos sus aportes en los manuales oficiales que explican esos pasajes turbulentos y aún esas épocas de tranquilo discurrir de los hechos. La construcción de la añorada “identidad nacional” ha constituido el eje de reflexión de muchos pensadores; por eso no es extraño hablar de la literatura como parte importante en la configuración de las propuestas, tanto hegemónicas como contra hegemónicas.

Benajmaín Carrión: autor del "Cuento de la Patria"

Si se toma
los mapas de circulación para arribar a la época contemporánea siempre se transita por los mismos hitos; la mirada es la distinta: Velasco o la reconstrucción del imaginario “Reyno de Quito” antes y durante la llegada de los sedientos de oro; Espejo y el problema de la identidad, o cómo acceder al instrumental discursivo oficial para disputar en el plano de lo erudito y/o científico los espacios del poder y del conocimiento; Mera y Montalvo son una expresión bifronte que se descuadra en el escenario pues si bien es cierto que el liberal se (con)dolió de la situación de los indios prefirió el lenguaje castizo para ser aceptado dentro de la elite de prosistas; mientras que el Mera[2] conservador y romántico hasta el desparpajo de la imitación es el que recupera cierta poesía y narraciones orales populares o los restos de la memoria colectiva luego de la larga permanencia de los españoles y la no menos devastadora acción de los marqueses y criollos en los espacios de la administración de la ya república del Ecuador. Figuras que se hicieron a sí mismas en el (des)concierto de la constitución de la república, en el imaginario de lo que podría ser el nuevo mundo; bajo la vigilancia de la iglesia dogmática, explotadora y obscurantista y en contra del anodino acontecer del quehacer intelectual de la época.

Luego de los años de
configuración de ese imaginario colectivo desdibujado en un simple nombre vaciado de toda significación; la narrativa se encuentra a bocajarro con la presencia de las voces propias, las disidentes, las que buscan construir su propio lenguaje, sus propios personajes y su propia razón de ser como escritores. Emerge la literatura del montubio, la del negro, la del cholo, la del indio (visto de lejos, pero al fin como personaje fundamental pero indescifrable); la del obrero y la narrativa de la ciudad. Con todos los desafueros que se pudieran haber cometido, dentro de una sociedad que lo que reclamaba era la “buena” literatura y esa (como hasta ahora) es la que viene de afuera, la de Francia, la de la Europa mítica, la de EE.UU. y su fabulosa capacidad para inventarse y auto mitificarse además de flagelarse y flagelar por supuesto. Una generación que parte del rechazo de la poesía de los decapitados al reto de constituir un proyecto nacional; una apuesta con diversos senderos y propuestas desde aquella del realismo social hasta la del realismo abierto como aquellos que constituyeron en sí mismos una escuela sin seguidores como Hugo Mayo y Pablo Palacio.

Una revisión a trancas y barrancas para llegar a lo que nos interesa; luego de la paulatina desaparición de escena de los escritores del realismo en todas sus vertientes y después de un largo silencio llegamos más o menos a la inauguración de la modernidad y su filón de oro el petróleo. Una época en la que se inaugura por decir lo menos el Ecuador actual, que sobrevivirá incluso a la debacle más grande y a la apropiación más descarada de la riqueza social por parte de la oligarquía voraz y no filantrópica.

El poeta y novelista decimonónico Juan León Mera

No sé si constan
las novelas a ser comentadas en el ranking de las mejores[3] pero creo que son las más significativas para el tema que nos convoca, desde la década de los 70; Entre Marx y una mujer desnuda (1976) de Jorge Enrique Adoum; El desencuentro (1976; reeditada con cambios profundos en 1983) de Fernando Tinajero[4]; Teoría del desencanto 5 (1989) de Raúl Pérez Torres 6 y El devastado Jardín del Paraíso (1990) de Alejandro Moreano[5] y; en ese orden de aparición; dentro de un contexto más amplio que no pretende agotar el análisis de la narrativa del Ecuador sino poner en tela de duda, como hace la literatura y como pone en evidencia la sociología, la realidad tanto la ficcional como la realidad real ahora que podemos hablar de las múltiples realidades y universos paralelos si se quiere ser cuántico.


DE LA DESTRUCCIÓN A LA RECONSTRUCCIÓN DE “LO NACIONAL”

Arrasados los mitos fundacionales, derribados todos los ídolos (en la actualidad coleccionados y mercadeados por los descendientes de aquellos que los destruyeron), era necesario inventarse una patria, un concepto que abarque a todos pero sin eliminar los privilegios. El proyecto emancipador no constituye sino la parte culminante del despojo. La entrada en la historia con derechos propios (conculcados con violencia a la mayoría de los habitantes de la región); la elaboración de la Carta de Constitución de la República del Ecuador no es nada más que la consumación del sistemático atropello y desvalijamiento[6]. Nos inventamos una patria[7] para que la administren, en derecho exclusivo, los hacendados y dueños de plantaciones desconociendo la calidad de ciudadanos a la mayoría de sus habitantes y poniendo a los “venerables” curas párrocos como protectores de los ‘inocentes, abyectos y miserables’ indígenas. ¡He ahí un modelo de república!; situación que únicamente se corregirá, de alguna manera, 168 años más tarde con la irrupción del movimiento indígena en el escenario político y el reconocimiento de los derechos sociales y colectivos en la Constitución de 1998.
La subordinación del Estado a la Iglesia Católica[8] determinará en gran parte el derrotero que toman las letras y las artes en el recientemente fundado Ecuador. Tutelaje que se romperá con la revolución liberal de 1895 a pesar de que la influencia de la iglesia católica, en gran parte de la educación, la ha mantenido hasta nuestros días.

Este es el escenario donde se despliega la imaginación, los actores, los personajes y la tragedia-parodia-drama-paradoja y simulación de los ecuatorianos. En un permanente proceso de búsqueda y construcción (no es casual que algunos de los trabajos de “renombrados” cuentistas y cientistas sociales se refieran a la búsqueda de lo perdido[9]); de reconocimiento y fuga, de ampliación de los estrechos linderos patrios y retornos permanentes; de ansia de nuevos horizontes y nostalgia por el terruño –por la pacha mama-; de recuperación urbanística y olvido de aquellos que construyeron las iglesias, las catedrales, las casas coloniales y las republicanas; recuperación de los espacios de construcción de la ciudadanía sin mencionar que en aquellas plazas fueron quemados, ajusticiados, asesinados líderes indígenas. Es decir un proceso general de blanqueamiento sin que se tome en cuenta la voz de aquellos excluidos, marginados, olvidados por el poder quienes únicamente aparecen como objetos de políticas públicas o de beneficencia, objetos de estudio por parte de sociólogos y antropólogos; en el mejor de los casos, como personajes en la narrativa ecuatoriana y, en el peor, como causantes de la situación de atraso y dependencia del Ecuador actual.[10]

DÓNDE HABITA EL PUEBLO REAL, AQUEL QUE ES BUSCADO AFANOSAMENTE POR LOS SOCIOLÓGOS, ANTROPOLÓGOS Y LITERATOS


La reconstitución del escenario
Más de quinientos años después los elementos de la historia se mantienen; el mismo Dios que acompañó a los españoles en la conquista de América, ahora debidamente acuñado en papeles verdes, y las mismas y desgastadas palabras para tratar de imponer el discurso de la “modernidad” y el “progreso”, el “desarrollo” y el “futuro” y, para darle un tinte pluricultural de “sumak kawsay”.

Más allá de las expresiones de los sectores dominantes y de su desconcierto; el "levantamiento indígena"[11] constituye la irrupción de aquellos sectores "inviables" en el concierto de la historia. A la vez es la abolición de la dicotomía entre "el Norte, donde reinan el instrumentalismo y el poder, y el Sur, que se cierra en la angustia de su identidad perdida", que según Alain Touraine, no está debidamente delimitada y, precisamente, es en "los límites de un discurso -de qué se habla- (los que) convierten a éste, en un discurso sobre límites -cómo debe hablarse y hasta dónde-". Lo que impulsa la movilización de los desposeídos y excluidos, precisamente, son los límites de lo establecido, la incapacidad de traducir las normas constitucionales en realidades y en un nuevo orden económico.


Fernando Tinajero o "El desencuentro" y eterno desencuentro

La aparición de los nuevos movimientos y sectores sociales en el escenario nacional ocurre a fines de la década de los 80 y a comienzos de la de los 90. De estos grupos de la “sociedad civil”[12], se destacan: el movimiento de mujeres con la incorporación de varios puntos reglamentados en la Ley para su participación política y su denodado esfuerzo por construir la equidad de género –que luego de institucionalizarse aquel movimiento desapareció de la escenario político para constituirse en una agrupación normativa-; el de los niños que logró el reconocimiento de su calidad de ciudadanos y la incorporación de su nuevo estatuto en la Constitución Política del Estado ya en 1998; el movimiento GLBT que logró la despenalización de la homosexualidad y que lucha en la actualidad por la eliminación de la discriminación y el auténtico ejercicio de sus derechos sin temor a las represalias; y, el más importante, el movimiento indígena, montubio y de afro-descendientes que ha logrado interpelar al Estado nacional de manera recurrente en su papel excluyente, discriminatorio e inequitativo logrando grandes avances tanto en la Constitución de 1998 como en la del 2008.
Los acontecimientos de enero del 2.000 y la subsecuente huida de Mahuad a su refugio académico en Harvard; constituyeron el resquebrajamiento de la imagen del poder en lo simbólico con la presencia inconsulta de otros signos y de otros presagios. Fue un anuncio de la necesidad de re interpretar la historia, tratar de leer aquellos arcanos de los que están construidos los clímax de todo movimiento; un indio en el Palacio de Gobierno desestructuró la lejanía del poder, la inaccesibilidad, la distancia; permitió consolidar, en el imaginario indígena y popular, que el ejercicio del gobierno sí era posible, confirmando toda aquella práctica y conocimiento adquiridos en los espacios del poder local hacia el "buen gobierno" y dejando, seriamente resentido, el referente real construido con violencia y exclusión por los sectores dominantes de lo que es: poder y gobernar.

Si existe una disociación entre la imagen psíquica (representación o significado) y el referente real es que está en proceso de construcción o deconstrucción –precisamente ese espacio reservado a los elegidos, a los “patriotas”, a aquellos que construyeron este país sobre las manos, los huesos, la rabia y el trabajo de los indios, de los explotados-; otra concepción de poder y de gobierno compuesta de ingredientes reales e imaginarios a contrapelo de los discursos de los intelectuales –convertidos a la vez en "consejeros del Príncipe modernizador y (en) defensores del pueblo oprimido"[13]- que no logran comprender una dinámica que fluye por fuera de la racionalidad occidental; discurso -apropiado pero ajeno- de la razón, de la racionalidad, de la funcionalidad, de la subordinación, del orden y la cordura. Hay que meter, a como dé lugar, la realidad en el saco de las teorías de occidente.

El levantamiento indígena, que finaliza con la incorporación del concepto de plurinacionalidad[14] en la Constitución más reciente además de obligarle a sentarse a conversar sobre la nueva ley de aguas confirma que la construcción de la identidad es posible únicamente desde la irrupción, desde la ruptura; demostración que ha conllevado quinientos años y más. A pesar de las “bondades de la democracia” y de los esfuerzos estatales para "integrar" al desarrollo al sector indígena; no ha sido posible impedir su incursión en el escenario de la democracia –no en los términos elaborados por los tecnócratas de los años 70 ni de los de la actual administración, sino en las condiciones que los indígenas desean- para modificar el todo político más allá de las conquistas coyunturales obtenidas. Las innumerables rebeliones del pueblo indígena son una expresión concreta de creación colectiva de su visión del porvenir en su enfrentamiento permanente con aquellas fuerzas que actúan en su contra ¿Qué se esconde detrás del nuevo escenario, qué fórmula secreta se maneja debajo de los ponchos para que puedan doblegar la soberbia de los gobernantes de turno; qué ilusión galvanizada por el aire de los páramos permite la destrucción de los límites del discurso oficial, de la academia y de los medios de comunicación? ¿Está el código andino más allá del marco jurídico heredado de las polis griegas y romanas?[15]

Es necesario mirar a todo el proceso como un ejercicio condensado de construcción de identidad (y diferenciación). Es cierto que las condiciones económicas constituyen el detonante, es también evidente que el atraco cínico a los dineros del Estado y de la ciudadanía en @os@general es un acto que convoca a la acción y a la lucha; pero no son suficientes elementos para explicar, por sí mismos, la movilización creciente y el poder de convocatoria demostrado por el movimiento indígena a pesar de todos los intentos por dividirlo y manipularlo.


Raúl Pérez Torres máximo exponente de la "Teoría del desencanto"


El viraje hacia la izquierda experimentado por América latina desde hace ya una década permite desmentir la audaz aseveración de que no teníamos nada qué decir,[16] en un escenario que estaba dispuesto para dar el gran paso hacia la globalización determinada por las metrópolis. En la actualidad está en cuestión todo y estamos obligados a discutir los conceptos, nociones y categorías científicas creadas desde la modernidad occidental e impuestas como verdades absolutas, por obra y gracia de la colonización del pensamiento, bajo una forma de pensar etnocéntrica. El Ecuador a pesar de las aseveraciones[17] que desconocen la riqueza del conocimiento ancestral guarda una enorme gama de lenguajes iconográficos y orales que contienen un amplio saber acerca que, del desarrollo, tenían los pueblos originarios, concepto que de los términos vernáculos se la podría traducir como saber criar la vida. No es una disputa por el poder entendido en los términos occidentales, es una puesta en práctica de una forma de concebir la vida la que está en juego.

El movimiento indígena logra descolocar el discurso, cuestiona su construcción, sus constructores y sus límites; desmonta aquel sutil proceso que obliga a decantarse entre Ser, es decir expresar en toda su potencialidad la naturaleza humana -con sus distintos niveles de espiritualidad y animalidad- y Parecer, es decir asumir aquella razón objetiva que le deja inerme ante la realidad aplastante; además, y como si fuera poco, el movimiento indígena desarma el discurso de relojería de las clases sociales delimitadas de manera casi matemática, portadoras de su propia ideología lo que les impide construir una visión general de mundo. Entonces, es el momento de preguntarnos ¿cuál es la esencia que provoca esta catástrofe; cuál es la potencialidad de aquellos excluidos que dejan fuera de juego a los constructores de sentido en el ámbito del poder, de la filosofía, de las leyes y de la economía?

"El tiempo extraordinario ya sea como el tiempo de la catástrofe o de la plenitud, es el tiempo en que la identidad o la existencia misma de una comunidad entra en cuestión; es el tiempo de la posibilidad efectiva del aniquilamiento, de la destrucción de la identidad del grupo o es también el tiempo de la plenitud, es decir, el tiempo de la realización paradisíaca, en el que las metas y los ideales de la comunidad pueden cumplirse."[18] Es el momento de proponer un cambio; de manera radical (y, a su manera, exclusiva), transformar la visión lineal marcada por la racionalidad occidental hacia una cosmovisión que permita incluir los postulados ancestrales como principios fundamentales para garantizar la vida lejos de una concepción antropo centrista sino cósmica y mágica[19]; con lo cual se cerraría el círculo entre los pueblos que están fuera del proyecto histórico de occidente y que constituyen las tres cuartas partes de la humanidad.


NOTAS Y CITAS

Parte 1


1. “Bien: no sé si entonces era un hombre que soñaba que era mariposa, / o si ahora soy una mariposa que sueña que es hombre". Lao Tse.

2. Cumandá o un drama entre salvajes (1879), obra romántica en la que cuenta los amores, de final trágico, de la india Cumandá con el hijo de un rico hacendado, Carlos Orozco, y cuya descripción de la selva amazónica ecuatoriana cautivó en su época por su lírica y su realismo. En 1865 escribió la letra del Himno nacional del Ecuador. Algunas de sus obras más sobresalientes son: Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana (1868), ensayo sobre el modo de organizar el mundo de las letras en su país; La virgen del sol (1861), leyenda extraída del folclore ecuatoriano; y Antología ecuatoriana: cantares del pueblo (1892). Ojeada Histórico crítica de la poesía ecuatoriana (1868). Cantares del pueblo ecuatoriano (1892); Miguel de Santiago (1892)

3. Al respecto véase 14 novelas claves de la literatura Ecuatoriana, de Antonio Sacoto o El nuevo realismo de Miguel Donoso Pareja.


El ministro de Educación y hoy poeta místico
Raúl Vallejo; al fondo la Virgen Dolorosa

4. De ella dice Raúl Vallejo: "(...) es la novela de las formulaciones éticas de un intelectual que procura asumir su responsabilidad frente a la historia. En ella está presente la búsqueda de sentidos que los individuos particulares y anónimos realizan en una sociedad profundamente clasista y decadente (Dios, la muerte, el amor, etc.) y la búsqueda de caminos que los individuos insertados en la dinámica de la historia realizan para la consecución de las utopías."

5. “nos fuimos apagando, descorazonados por la abulia del medio, por el grito al vacío, por la falta de imaginación, por el egoísmo, la falsedad, la cobardía, la división de las organizaciones de izquierda ...” (17); “Se instaló [sic] en nosotros la soledad y la vergüenza ...” Raúl Pérez Torres; Teoría del desencanto, Michael Handelsman dice de “Pérez Torres busca una especie de purgación espiritual del desencanto generado por los fracasos del idealismo revolucionario de los años 60”

6. Michael Handelsman dice de “Pérez Torres busca una especie de purgación espiritual del desencanto generado por los fracasos del idealismo revolucionario de los años 60”.


7. “La dialéctica de la libertad y el destino, de la épica y la tragedia, de la contingencia y el absoluto va tejiendo una vasta urdimbre de situaciones límites. "Para probar mi vida no tengo sino mi muerte", el verso de Vallejo es una de las claves de esta novela de múltiples símbolos. La experiencia guerrillera supone una cuotidianeidad gobernada por la amenaza y la tentación de la muerte que magnifica la plenitud contradictoria de la vida. Es, además, la situación excepcional que potencia las relaciones del individuo con la especie, del hombre con la historia. En la derrota final del grupo guerrillero, la libertad se transforma en destino, la épica en tragedia, el héroe en mártir.” Editorial El Conejo.

8. Artículo 68.- Este Congreso constituyente nombra a los venerables curas párrocos por tutores y padres naturales de los indígenas, excitando su ministerio de caridad en favor de esta clase inocente, abyecta y miserable. Constitución de Ecuador de 1830

9. El concepto de “patria” es definido así por distintos diccionarios hispanos: “La tierra donde uno ha nacido” (Covarrubias, 1611), “El lugar o país en que se ha nacido” (Diccionario de autoridades, 1726), “El país en que uno ha nacido” (Diccionario de Terreros y Pando, 1787). Estas definiciones suponían también un sentimiento de lealtad al lugar de nacimiento. Por tanto “patria” aparece en la tradición hispana como una lealtad filial, localizada y territorializada. En Nación y Patria: las Lecturas de los Comentarios Reales y el patriotismo criollo emancipador; Jesús Díaz-Caballero.
www.dartmouth.edu

10. En la Constitución de 1869 se llegó a establecer que para ser ciudadano se debía ser católico.

11. En busca del pueblo perdido, Adrián Bonilla; En busca del cuento perdido, Eskeletra Editorial


12. Hurtado, Osvaldo; Las costumbres de los ecuatorianos. Editorial Planeta. 2007

13. Proceso iniciado en 1990 con la movilización exigiendo el reconocimiento de la plurinacionalidad y de la territorialidad y que no ha cesado hasta la actualidad.

14. Aquellas formas de vida social de los hombres que están más allá de las formas de vida reguladas por las funciones del Estado, es decir, que tienen carácter privado

15. Touraine, Alain. Crítica de la modernidad. Temas de hoy. Ensayo.

16. Antes, la historia de esos pueblos eran muchas historias. Después de la "conquista" comienza la historia de esa creación europea que es "el indio". Mires, Fernando. El discurso de la indianidad.

17 .“El código andino quichua gira en torno a seis valores básicos. Los tres primeros AMA QUILLA (no haraganear), AMA LLULLA (no mentir) y el AMA SHUA (no robar); en tanto que los otros tres valores son amor por la tierra, reciprocidad y presencia de lo sagrado” Rosero, Fernando. Levantamiento indígena: tierra y precios. CEDIS. 1990

18. Schmidt, Wolfgang “Mientras Europa y Estados Unidos se han enclaustrado en el relativismo desencantador del ‘postmodernismo’, América Latina no tiene nada que decir. Los discursos de los 60 y 70 se quebraron frente a la revolución informática y al ‘boom’ económico de los centros de acumulación”. En los límites de la modernidad. En: Debates sobre Modernidad y postmodernidad. Nariz del Diablo. 1991

J.E. Adoum "superstar"


19. Al respecto véanse las visiones de Jorge Enrique Adoum: Ecuador, señas particulares (“Creo que no tuvimos el comienzo que habríamos querido...no hubo aquí nada equivalente, aunque fuera de menores dimensiones, a lo que tuvieron mayas, aztecas, incas...); la de Miguel Donoso Pareja: Ecuador, identidad o esquizofrenia (...pienso que a estas alturas de nuestra existencia como país, tenemos que asumir el nombre que tiene, darle toda la dimensión que podamos y sumarla a la que, a pesar de todo, tenemos y nos permite sentirnos ecuatorianos).

20. Echeverría, Bolívar. Ceremonia festiva y drama escénico. Ponencia del autor en la mesa redonda "el arte y la vida cotidiana" efectuada en la UNAM el 27 de noviembre de 1992.económico de los centros de acumulación”. En los límites de la modernidad. En: Debates sobre Modernidad y postmodernidad. Nariz del Diablo. 1991

21. Concretar los esfuerzos por redescubrirnos y resignificarnos en el proceso de construcción de la Casa Común de los ecuatorianos. “Mostrar la visión cualitativa de la buena vida de la civilización occidental moderna, basada en la escisión sujeto / objeto y la visión amerindia basada en lo contrario: el continuo biosférico”, es clave para el nuevo diseño de políticas públicas que pueden sacarnos de situaciones tercer mundistas, hacia un estilo de vida convivial y equilibrado.

* Una versión completa de este ensayo en

http://labios-mayores.blogspot.com/


NOTICIAS DEL AUTOR


Pablo Yépez Maldonado, Ibarra 1958

Poeta y novelista. En los ochenta integró el taller de creación literaria Matapiojo. Ha coordinado varios talleres de creación y ensayo literario. Actualmente forma parte del colectivo literario K-Oz de Quito y del movimiento literario Demolición.

Bibliografía:

Poesía: Con las manos en los bolsillos, Editorial Matapiojo, 1990; Deseábulos -coautor- Editado por la Red Cultural Imaginar, Quito, 1993; Reconstrucción metálica -Primer Premio Trienal de Poesía, Cuenca, 1993- Búho Editores, Quito, 1995; Toca piano duende de la magia, Búho Editores, 1997, Agenda Pagana K-Oz editorial,2008.

Novela: La alcoba de los patojos, Segundo Premio, II Bienal de Novela Ecuatoriana, Quito, 1993-, K-Oz Editorial, Quito, 2001. Prepara dos novelas históricas sobre la década perdida en Ecuador: los 80s

mercredi 20 janvier 2010

SOLIDARIDAD AMERICANA!


"EL REINO DE ESTE MUNDO
está hoy latiendo en Haití
y el maestro Alejo Carpentier
más vivo que nunca...


http://es.wikipedia.org/wiki/El_reino_de_este_mundo

samedi 9 janvier 2010

DEMOLICIÓN EN MOVIMIENTO: SERIE ENSAYOS 1


ES IMPOSIBLE LA CONSTRUCCIÓN DEL SUMAK KAWSAY
SIN EL PENSAMIENTO ANDINO;
ES IMPOSIBLE UNA REVOLUCIÓN EN EL ECUADOR
SIN EL SUMAK KAWSAY


Por Alfredo Pérez Bermúdez (*)


El Ecuador ha emprendido el irreversible camino de una política independentista y de progreso, distinta y nunca antes vista en su historia de desencuentros que llevaron a todo un país al borde del colapso y su desaparición discutida y hasta ensayada en varios eventos antes, durante y después de conformada la República.

Los contenidos de la actual Constitución ecuatoriana, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente en julio del 2008 y ratificada mediante referéndum popular el 28 de septiembre del mismo año, es prueba contundente de este nuevo andar, especialmente porque la propuesta de construir la Sociedad de Buen Vivir, inserta en el documento antes nombrado, conlleva, al menos en la teoría, la esencia ontológica de los ecuatorianos y su multidiversidad étnico cultural-intercultural.

Sin embargo, entender dicha construcción significa la comprensión, el establecimiento y la puesta en práctica de nuevos-viejos paradigmas civilizatorios que, estando encarnados en la población andina, no han aflorado debido al proceso de ocultamiento y colonización del pensamiento al que ha estado sometida desde la llamada conquista de Amaraka y que solo se podrán lograr a partir de una política creativa e innovadora de recuperación, fortalecimiento y potenciación de los saberes y las ciencias ancestrales, que durante más de cinco siglos fueron sometidas a la inquisición de diverso tipo y negadas o han estado -como lo están hasta estos instantes, incluso desde ciertas prácticas estatales- marginadas a reducidas exhibiciones folklóricas desde la percepción y el diseño de la cultura dominante (1).

Tal catástrofe generacional que ya consta en los anales de la historia mundial, tiene hoy en día, el carácter de la indulgencia y resarcimiento, que debería aspirar a reconstruir procesos cognoscitivos de alto nivel científico y espiritual, para elevar la sanación de la vida sobre la Tierra, tan maltratada por el desarrollo científico industrial eurocentrista y sus habilidades depredadoras. Es así que la ejecución del postulado constitucional, es un desafío que podría permitir guiar nuevos procesos para incidir en el desarrollo de nuevas-viejas potencialidades hacia garantizar la memoria colectiva de nuestros pueblos, en un escenario de equilibrio social y de respeto por las diferencias, pero sobre todo para superar la actual “crisis de pensamiento” que ha sido señalada por el propio Presidente de la República, Ec. Rafael Correa Delgado, y de este modo cubrir el vacío de elementos comprensivos en el plano de la gestión cultural que, aún desde el reduccionismo de sus actuales dirigentes, no se ha podido emprender debido al enfrascamiento en confusos e inútiles metalenguajes, si de revolución hablamos, pues este módulo de gobierno es clave para los procesos de cambio en estos palpitantes tiempos (2)

Excelentísimo Rafael Correa, Presidente del Ecuador

Es necesario entender, ética y moralmente, que la cimentación de la sociedad del conocimiento y la información, basada en la revolución tecnológica, ha ampliado los espacios del saber de forma inimaginable, donde empieza a ser indiscutible lo virtual (entendido no solo en el campo de la comunicación, sino como la vida y lo que la sostiene en unión inseparable, en el marco de la inmanencia, laboratorio de todo lo posible y sus diferencias, variedades y diversidades) y que asistimos a una profunda modificación de la visión global del mundo, entrando, por sobre todo, por las puertas de nuevos paradigmas civilizatorios, donde se reactualiza la voz de lo antepasado, ofreciendo nuevas condiciones para pasar de la confrontación a la integración, del conflicto a la cooperación.

Así, la voluntad de asumir dialógicamente el futuro constituye un reto y un desafío, un factor de vital importancia para la sobrevivencia de nuestra población; ello significa saber vivir sabiamente para mantener el equilibrio que requiere no solo la sociedad humana sino, bajo el nuevo-viejo paradigma holístico, el mantener relaciones de equilibrio con los otros seres que habitan el entorno para permitir la sanidad ambiental, social, emocional y espiritual de los pueblos en su todo complejo, pues hasta ahora, la alteración y trasgresión de los códigos de relación entre el ser humano y los seres del universo, han provocado el estado de dolencia y morbilidad en que se encuentra el planeta.

Para los pueblos de América, la conquista, la colonización y la creación de las repúblicas, ha significado la pérdida violenta no solo de territorios, sino de conocimientos, prácticas, lenguas, patrones alimentarios, espiritualidades, códigos de ética y moral, de trato con los mayores (no solamente humanos), es decir la ruptura del diálogo intergeneracional (familia), la destrucción de las relaciones sociales (comunidad) y la imposición de formas ajenas y destructivas de vida.

Sin embargo, las intenciones de superar el desprestigio de lo tradicional occidental y revalorar lo autóctono, marcan sus propios límites en cuanto a conceptualización y aplicabilidad, en sociedades cada vez más integradas a un mundo globalizado. Así, el desafío que tenemos es múltiple, partiendo de la necesidad de que hace falta conceptos epistemológicos con una gran capacidad integradora que nos permitan obtener una base paradigmática para comprender las distintas y diversas realidades de la sociedad.


Los ajustes funcionalistas que se han dado para canalizar el qué hacer en nuestra sociedad han arrojado una serie de reformas y leyes que antes de viabilizar, obstaculizan el paso de la democracia representativa a la democracia participativa-igualitaria-integradora y solo representan la discriminación generada desde la absorción marcada por la apertura de los mercados en el esquema neoliberal, que ha estado impulsando una nueva manera de relación y articulación entre los distintos procesos (3).


Desde el lado que está en etapa de plena visibilización, el de los pueblos originarios, la lógica es ciencia ecosistémica, donde el sujeto explica mediante integración entre iguales los elementos de la realidad tangible e intangible vista como sujeto. Así, el Buen Vivir o Vivir Bien (Alli Kawsay) es la vida en armonía con el ayllu y el continuum de las relaciones sociales, comprende las constantes e indivisibles relaciones armoniosas entre la naturaleza y los entes protectores, donde el dominio del conocimiento de ese todo complejo se ha estado transmitiendo de generación en generación.

En la construcción de la Sociedad del Buen Vivir, no se trata de discriminar una cultura altamente tecnológica, sino de remontar hegemonismos desde el replanteo de pensamientos filosóficos a la relativización horizontal cultural, que exige la plurimodernidad, lo cual pasa por la reconstrucción de legitimidades entre los actores sociales que otrora se consideraban antagónicos para superar rupturas en el círculo de reproducción simbólica. Esta será una gran tarea a emprender por nuevos logros en la perspectiva constructiva de la sociedad del buen vivir, del vivir sabiamente o del buen ser, basados en una visión compartida de futuro, sin auto engañarnos ni engañar a los otros respecto al deseo de establecer el diálogo intercultural.


Bajo este gran paraguas se encuentran en juego la democracia formal, legitimada en las varias elecciones acaecidas durante los años 2006, 2008 y 2009, que dieron sendos triunfos al movimiento político de la revolución ciudadana y la construcción de una nueva que requiere redescubrimientos y resignificaciones para llegar a habitar decentemente la casa común de los ecuatorianos. Así pues, “Mostrar la visión cualitativa de la buena vida de la civilización occidental moderna, basada en la escisión sujeto / objeto y la visión amerindia basada en lo contrario: el continuo biosférico”, es clave para el nuevo diseño de políticas públicas que pueden sacarnos de situaciones tercer mundistas, hacia un estilo de vida convivial y equilibrado.

A pesar de que el término interculturalidad (4) es utilizado en todos los discursos contemporáneos, casi nada o muy poco se ha hecho para sistematizar los saberes y las ciencias de las nacionalidades y pueblos originarios, valorarlos, equipararlos y ponerlos al servicio de la sociedad y peor insertar tales conocimientos en programas y proyectos de desarrollo cultural o en los currículos de los procesos de educación básico, medio y superior; es más, se ha intentado ocultarlos inquisitoriamente para no develar otra verdad: la reconstrucción de una nueva manera de acercarse al saber desde los parámetros de respeto a la naturaleza y no de lucha contra ella.

Los conceptos, nociones y categorías científicas han sido creadas desde la modernidad occidental e impuestas como verdades absolutas, por obra y gracia de la colonización del pensamiento, que impone una forma de pensar egocéntrica; las ciencias, como las historias han sido localizadas, escritas y gravadas por los vencedores (5). No obstante, debe reconocerse que el Ecuador es un país afortunado que cuenta con catorce pueblos y trece nacionalidades indígenas, la población afro descendiente y “los mestizos”; todos ellos con sus propias potencialidades socio culturales y con una carga de ancestralidad legitimada en la práctica, cuyos conocimientos han sido protegidos a lo largo de más de quinientos años por personas especiales, descendientes de las culturas originarias y por una enorme gama de lenguajes iconográficos y orales que revelan el amplio saber que sobre su desarrollo tenían tales culturas; tan útil hoy, sobre todo en el mundo de hoy (6), como en el pasado; tratamiento que en términos ancestrales sería saber criar la vida o el establecimiento del yanantín o el munay, que es conciencia, cariño a la trama de la vida que no pudo descifrar Charles Darwin, cuyas leyes los ecólogos y demás científicos hoy intentan penetrar.

Y ha sido desde estos pueblos y nacionalidades, supuestamente vencidos por la colonización de todo tipo y especialmente de lo cognitivo, donde se genera la renovación del pensamiento latinoamericano sobre la base de contenidos en los distintos ámbitos del saber: antropología; ciencias del espacio y el territorio (arqueología; arquitectura; urbanismo y ordenamiento territorial); etno medicina; medicinas alternativas y nutrición; geobiología, geofísica, ambientes y recursos biosféricos; arqueo astronomía, astronomía, cosmo biología y paisajes culturales; agro ecología, microbiología y patrimonios genéticos; etno socio lingüística, semiología, simbólica, lenguas y escrituras ancestrales; física, matemática y geometría; procesos iniciáticos; técnicas rituales; potencias y desafíos de la sabiduría ancestral. Sin embargo, la reserva de información almacenada en los pueblos y nacionalidades originarios se ve limitada por la falta de políticas socio-culturales y científicas que permitan valorar tales fuentes y comprendidos para ponerlas al servicio de la nación, de la humanidad y su desarrollo armónico.

Son contados los esfuerzos por sistematizar, dentro de los límites de la epistemología andina, los nuevos-viejos paradigmas civilizatorios desde nuevas-viejas fuentes para aportar al desarrollo integral de la sociedad. Centros de estudios como la editorial Abya-Yala, la Universidad Amawtay Wasi, las escuelas de Antropología, y a nivel estatal, la Dirección de Salud Intercultural del MSP, la Subsecretaría de Diálogo Intercultural del Ministerio de Educación, así como investigaciones individuales, por situar unos cuantos ejemplos, han logrado en algo poner en movimiento ciertas categorías del discernimiento ancestral, mediante publicaciones que no son de conocimiento público ni tienen mayores niveles de circulación. Pero más allá de ello, están los contenidos que tienen que ser debatidos, validados y difundidos de manera amplia, bajo regímenes académicos y de otras formas de circulación y transferencia de la información, legitimadas legal y metodológicamente por el Estado, es decir de todas las instituciones públicas (principalmente) y privadas relacionadas directa o indirectamente con estos temas, respetando arquetipos, paradigmas y fuentes, sobre todo fuentes.

Cabe subrayar que las fronteras de tales contenidos aún son inimaginables para el pensamiento greco latina, llegando al extremo de lo perplejo y solo entendido en el propio campus ontológico mental único de los guías espirituales de los pueblos originarios, lo que puede ser entendido como un choque entre la manera reduccionista de ver las realidades que tiene la cultura eurocentrista con el otro tipo de inteligencia que manejan las colectividades andinas. Así, mientras la cultura occidental se maneja por el individuo, la cultura aborigen por lo comunitario; mientras uno por la dualidad contradictoria, el otro por la dualidad complementaria y la reciprocidad paritaria o binaria; uno por lo cuantitativo, otro por lo cualitativo; división e integración holística; materialismo y sinergias biocósmicas; depredadación y conservación, etc. Si en la lógica occidental (positivista), el sujeto explica fragmentariamente la realidad, vista como objeto y la dota (construye) de sentido desde sus categorías científicas, el saber ancestral no conoce de bifurcaciones; pareciendo no haber puntos de encuentro entre estas formas de ver, sentir y “explicar” las realidades (7)



De lo anteriormente dicho, deriva aspectos fundamentales del denominado progreso de las sociedades. Así, por ejemplo, desde la perspectiva del desarrollo planteada por los organismos internacionales de crédito, que históricamente han sido los que han determinado las pautas de la gestión pública nacional, como el Fondo Monetario Internacional –FMI-, el Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, el Banco Mundial –FM- y otros de los países bajos o de nivel andino, o de algunos que al parecer inyectan recursos con fines poco claros (8), la “calidad de vida” ha estado marcada por los cálculos econométricos y las estadísticas, como únicas formas de identificar la realidad de un pueblo a fin de cubrir sus necesidades (infraestructurales), sin considerar los factores cualitativos que son vitales desde y para los pueblos originarios, así como para la nación entera.

Hasta ahora, estos cálculos econométricos y las estadísticas, han sido la única forma de identificar y “superar la pobreza” sin recapacitar en torno a que el desplazamiento de los valores comunitarios, la desintegración de sus estructuras y la alienación del mundo espiritual han afectado al bienestar de las personas, más que la carencia de bienes físicos. Esta es una tarea que debe ser propuesta para consensuar en que la lucha contra ella, la pobreza, es más que mejorar la base económica y el acceso a los servicios públicos y constituye un factor que puede definir la verdadera importancia de la identidad cultural, la interculturalidad, el enraizamiento físico, mental y espiritual de las personas y sus comunidades, ya sean rurales o urbanas, ya de las pequeñas y grandes conglomerados o ciudades.

No se trata de ver un “occidente malo” versus lo “andino bueno”. Se trata de construir una mirada sobre nosotros mismos, de tal manera que podamos emprender este camino juntos, a partir de revalorar los recursos cognoscitivos con que cuenta el pueblo del Ecuador, sus sociedades y comunidades. Afortunadamente ciencias metodológicas modernas como la cuántica, generadas en observaciones de laboratorio, vienen a dar perspectivas de comportamientos acordes con las partes, lo cual de por sí ya constituyen salidas que pueden ser conjugadas para lo que deparará a las futuras generaciones.

No ponemos en tela de juicio, entonces, las grandes contribuciones que tienen los saberes y las ciencias ancestrales, sobre todo en estos momentos históricos que vive el Ecuador y América. Creemos que es de vital importancia para la sostenibilidad de la vida sobre el planeta el que se considere a estas como factores fundamentales para el logro de un todo social equilibrado
,
armónico y convivial.

Si hasta ahora ha estado funcionado un solo lado de la esfera cerebral mundial o de los gobiernos locales y sus localidades, así como de los individuos, es hora de que la otra, empiece a ser visibilizada y a operar para el bien común, pues como se ha dicho en algún foro: todos somos indios de alguna parte de la tierra.

Finalmente, no me cabe la menor duda de los demostrados aportes que los pueblos ancestrales han hecho y hacen en su cotidianidad al desarrollo del país, como no vacilamos en declarar que desde sus raíces se levanta un nuevo y trascendente amanecer, hasta ahora desconocido y peor practicado por el mundo en sus diferentes estamentos y por ello mismo la aseveración de que el futuro de la humanidad está en los Andes. Así lo han demostrado los ciclos históricos, así lo demuestran ciertos signos socio cósmicos, así se irán revelando querámoslo o no; y lo que nos corresponde, como seres humanos dotados del privilegio de la inteligencia, es ayudar a que este proceso se dé sin mayores riesgos de los que naturalmente se han de dar. E ahí pues, -si se toman en serio estas palabras-, la puesta en práctica de ciertos contenidos que deben ponerse sobre la mesa del debate cultural y científico nacional.


Kito, solsticio de diciembre/2009


NOTAS


(1) Me permitiré, a lo largo de este artículo y sus pies de página, insistir en el ámbito de la cultura por ser estrictamente de mi competencia y por cuyos procesos he luchado toda mi vida a nivel urbano y rural, pero fundamentalmente porque considero que no habrá una verdadera revolución ciudadana si no hay revolución cultural, cosa que desde el Ministerio de Cultura no se ha planteado hasta la fecha, tal es así que en el Plan Nacional de Desarrollo constan todas las revoluciones, excepto la cultural, a no ser porque al momento se haya tomado en cuenta mi reclamo (realizado durante la socialización del Plan) para que se incluya esta palabra-concepto en la parte de orientaciones del PND (ejes del cambio y orientaciones éticas).

(2) El vacío conceptual y los constantes cortocircuitos de tipo administrativo del Ministerio de cultura, bajo la dirección del Sr. Ramiro Noriega Fernández, han sido factores de un divorcio total de esta Cartera de Estado con los procesos de cambios que pretende la Revolución Ciudadana. Su particular “política” ha sido conducida por el criterio de que “la cultura se genera en la academia” (R. Noriega. Foro Nacional de Cultura. Facultad de Ciencias Sociales FLACSO – Ecuador. Marzo del 2008), llevándole seguramente, a autoconvencerse de que la cultura es un circo de piruetas arbitrarias o que esta es “las bellas artes, lo demás es antropología”, lo cual choca con el animismo de nuestras realidades y su todo complejo cultural que genera muchísimos y múltiples desafíos.


Ramiro Noriega: Ministro de Cultura del Ecuador


(3) La Ley de Cultura entregada a la Asamblea Nacional por el Ministerio de Cultura revela los vicios funcionalistas y deterministas del neoliberalismo del que venimos debatiendo y confrontando desde hace treinta años. Héctor Manosalvas decía en diario el Comercio, entre otras cosas irónicas, hilarantes, que el Ministro Noriega “confunde magnesia con gimnasia” (en cartas al Director, 29 de septiembre del 2009) y en esta misma líneas creo que confunde instituto con institucionalidad. Y es partir de este barullo -o tal vez dislexia- que ha generado, hasta la fecha, un mercado de ofertas de creación de institutos con perspectivas puramente academicistas. Así la cultura, o más bien dicho “las bellas artes”, serían engendradas por un parto virgen o por la cabeza omnipotente de sus gestores, estando lejos de la manera como nuestras culturas “explican” su propia existencia y dinamia (hablo en perspectiva también). En su desesperación por impulsar el Instituto del Cine y en uno sus arranques “intelectuales” ha dicho que “el audiovisual es un escenario ineluctable de la acción pública actual… Va a estar cada vez más presente en la vida de cada vez más personas. Es como la revolución de la imprenta. La civilización cambió a partir de ahí y hoy lo audiovisual está haciendo eso” (El Comercio 13 de octubre del 2009); solo que esto ya lo dijo la Unesco hace treinta años y los estudiantes de ese entonces ya lo analizamos cuando hablábamos de “la caja boba”.

(4) Al respecto, Yves Guillemont, nos dice que “la Interculturalidad es un concepto en el cual la cultura indígena tiene que adaptarse a la dominación cultural, económica y en general, hegemónica de la modernidad o globalización” y sostiene que la lógica “cataclísmica del antropo-etno-ego-centrismo… la fatalidad de la ontología occidental, es lo que la modernidad quiere que sintamos” y sin embargo esto no podrá suceder debido a que “otra lógica ha vencido a la muerte, vive, resiste y se reproduce como práctica y conocimiento”; es decir hay esperanza (prólogo al libro “Qhapaq Ñan: la ruta Inka de la Sabiduría” de Javier Lajo. Centro de Estudios Nueva Economía y Sociedad –CENES. Lima – Perú. 2005).

Pero Javier Medina va mucho más lejos: “lo que se trasiega bajo este nombre es un gran simulacro y una gran estafa intelectual. Tenemos que tener la lucidez de reconocer que, por razones lógicas que luego se concierten en sicológicas, éticas, políticas, teológicas, militares, etc. nos es imposible aceptar al otro en su alteridad ‘concreta’ por la vigencia, en nuestro ‘disco duro’ de los principios lógicos de la tradición occidental” Citado en el mencionado libro, pág. 175.

(5) Se me ocurre pensar que, por ejemplo, para definir ciertas categorías que derivan de palabra claves, se recurre a la etimología griega. Así (otro ejemplo), la cadena trófica, que es el paso de la energía de unas especies a otras, es delimitada desde cierta gnoseología que ha generado las ciencias helenas. ¿Que pasaría si en vez del griego se define dicha cadena (y todo el saber científico) desde nuestra epistemología ancestral, desde la “etimología” del Zápara, del Awapit, del Tsafiki o cualquiera de nuestros lenguas ancestrales?

El filósofo y activista indígena peruano Javier Lajo

(6) El problema del calentamiento global, según Javier Lajo, no se debe tanto a la contaminación industrial (factor importantísimo de los graves cambios climáticos), sino a la lenta variación que se esta produciendo de la inclinación del eje de rotación de la tierra, ubicado actualmente en 23,27º con respecto al plano de la órbita que describe alrededor del sol y de la cual depende la regularidad de los climas, la distribución inteligente de la luz, el calor sobre la tierra y la vida misma. Apunta que este eje no es fijo, es más, es inestable: un equilibrio muy delicado que se produce por el efecto trompo del eje (que para los andinos es el elemento principal del equilibrio del mundo, el verdadero Sumak Kawsay) el cual termina su rotación cada 26.000 años completando el año platónico ¡si es que lo completa! dice. Ahora, por esta inestabilidad, el eje tiende a inclinarse más y más, hasta que se produce los fenómenos que nuestros pueblos llaman los Pachacutik, que significa que “la tierra se da vuelta”, provocándose cataclismos sobre los cuales el ser humano no tiene control alguno (Libro citado y diálogos mantenidos).

(7) “Nuestras palabras son igual que pozos, en esos pozos caben las aguas más diversas: cataratas, lloviznas de otros tiempos, océanos que fueron y serán ceniza, remolinos de ríos y de humanos y lágrimas también. Son los mismo que gentes nuestras palabras y a veces mucho más, no simples portadores de un significado, de un significado que siempre es un significado solamente, no son esas vasijas que se aburren con la misma agua guardada hasta que sus personas, sus lenguas, las olvidan, se rompen o se cansan, tumbadas, menos que muertas. No. En nuestras vasijas caben ríos enteros, y si acaso se quiebran, si acaso se raja la envoltura de las palabras, el agua sigue allí, vívida, intacta, corriendo y renovándose sin parar. Son seres vivos que andan por su cuenta, las palabras, animales que nunca se repiten, que nunca se resignan a una misma piel, a una misma temperatura, a unos mismos pasos” (palabras de Ino Moxo en el libro “Las tres mitades de Ino Moxo y otros brujos de la Amazonía” de César Calvo Soriano, publicado por el Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación; 1981; Iquitos – Perú). He ahí una lectura (y una otra realidad en términos de Carlos Castaneda) donde hurgar los historicistas y estructuralistas de la lengua, principalmente para un inefable Ministro de Cultura que asegura: “no sufrir de las paranoias de la ancestralidad”.

Francisco Salazar: Viceministro de Cultura

8) La Agencia de los Estados Unidos de Norteamérica para el Desarrollo Nacional –USAID- por ejemplo, de la que parece no desprenderse a lo menos ideológicamente, escolásticamente, el grupo Ruptura 25, al que pertenece el actual Viceministro Francisco Salazar, quien en sus elucubraciones matemático-“culturales” (es ingeniero mecánico) nos ha propuesto, de la manera más lineal y desvergonzada, la(s) siguiente(s) fórmula(s) para definir, conceptual y prácticamente, los procesos en este módulo de gobierno, en cuanto sistema: a) “memoria + creación + comunicación = cultura”; b) “cultura + diálogo = interculturalidad”; c) “interculturalidad + ejercicio de los derechos culturales y sociales = ciudadanía”; d) “ciudadanía + gestión pública = sistema nacional de cultura” (presentación en power point, elaborada aproximadamente en abril del 2009). Y a esto y otros artificios de una tecnocracia de bar y escritorio, le llamaron “principios del sistema nacional de cultura” y “proyecto político” y a esto le rotularon “construyendo soberanía cultural desde la ciudadanía”.

NOTICIAS DEL AUTOR



(*) Alfredo Pérez Bermúdez.- Poeta, escritor, investigador de los saberes ancestrales, comunicador social y miembro del colectivo K-Oz, integrante del movimiento literario Demolición; es uno de los principales gestores de la estructuración del Ministerio de Cultura del Ecuador a inicios del año 2007, del cual fue Director de Gestión Local y Desarrollo Cultural Comunitario hasta junio del 2009 y desde cuya instancia organizó el Plan estratégico del área, en cuyo marco estructuró los proyectos “Diálogo de saberes y ciencias ancestrales”. Ha ejercido la docencia universitaria en las universidades Internacional del Ecuador y Central del Ecuador. En el plano literario cultural ha publicado cinco libros entre ellos un ensayo sobre los talleres literarios de los 80s en Quito: La posibilidad de soñar por escrito, y ha recibido varios reconocimientos literarios a nivel nacional.

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