mercredi 16 avril 2008

SERIE: UNA GENERACIÓN ABDUCIDA


4 “CORDURAS DE REMATE” DE
Marco Antonio Núñez Duque (Quito1967-1988)



Física: Otra vez tendré que acostarme contigo...


En los bailes, la distancia de las parejas es directamente proporcional a1 ritmo de la música

¿quién baila con más velocidad : una tortuga o una pareja de enamorados?

Sin demora contesta Alexandra: la tortuga. Respondo así: la distancia de los enamorados es directamente proporcional su velocidad, por lo tanto si la distancia tiende a cero, la velocidad también; de ello se deduce que la tortuga baila con más velocidad.

Entonces Física, tomas la forma de una chica de ojos color ultravioleta, cabello de vidrio fusible, tu pecho en forma de representación espacio - tiempo, pasas la lengua por tus labios infrarrojos, dices: lo que hablas es bellísimo; hacemos el amor con movimiento armónico simple, recostados en las páginas del texto; al terminar te acaricio, hablo suavemente de la teoría de la relatividad y tú, excitada, muerdes mis labios y respondes con cálculo los cables y en cortocircuito salgo con la longitud de onda de un cuantum.

Voy donde Alexandra y le digo: " sabes que desde que te ví me gustaste y quisiera... "; ella responde: " no puede ser, eres un politécnico y yo soy humana; mientras tú calculas la cantidad de movimiento del bus urbano, un chico normal me besa apasionadamente”; en vez de acariciarme dirías : " salió el problema 250 libros / segundo". Entonces, le lanzo mi indiferencia de rayos catódicos.

Te encuentro desnuda... recostada en el plano inclinado...; Física, otra vez tendré que acostarme contigo.



SIN NOVEDAD EN la FRENTE

a mauricio castell


Dibujo de Pablo Yépez Maldonado


Intercambio de granadas gaseosas y estructuras degrada­das, voces mutuas que hablan de premoniciones y raíces po­dridas, pozos que caerán sin la menor intención haciendo ondas y dividirán sus cabezas; el viento agitará las bisagras de franela...

uno de los que se dejaron convencer está delante: se ta­pa con su chompa la parte posterior y es atravesado por una perilla que abre su muslo virgen; siente el dolor del tama­ño de una esfera que tapa puertas y ventanas

cae en cuenta, que siente como sintió su pantalón aque­lla que vez que encontró agua en las antenas; baja su vista, observa pequeñas puntas en la cara anterior de la basta de­recha, informa de su dolor a gritos y, piensa en una lavandería machucando a los causantes; a través de zigs zags lo trasladan hasta un frasco que derrama cruces en una hoja de periódico.

lo acuestan en una lámpara hexaédrica de color azul y acercan una biblioteca para saber si su hueso no ha sido afectado -es una suerte que no se haya quedado alojada- dice la chica y pone sus labios en forma de hexágono sin vértices y roza los suyos, besa su mejilla y exclama: ya pasó…

él se solo recuerda corriendo de diestra a siniestra, ellos en posiciones estratégicas gritando que carondelet rodará por un tobogán rocoso hasta una enciclopedia -interrupción de dolor- de la cinta o de la máquina de escribir que envuelve el muslo, en el pasadizo hay alambre de cobre; él desea que la enciclopedia aplaste a los búfalos hiperbólicos y con ellos también a carondelet

tomó a la derecha o recto?
recto por favor
el mueble recorre despacio tres cuadras más
aquí

explicación a los jueces del hogar: la causa de esto es un desgarramiento muscular en la resistencia a la gravi­tación nula (sabe que está mintiendo, su cerebro empieza a recorrer circuitos de computadora); maldición por qué no estuvieron aquí germánico, diana y santiago, conmigo en la indo; acaso piensan que haciendo montañas alambrados y bosques en los table­ros de café van a lograr algo? pero no debo decir esto, ellos han leí­do el catálogo de las 2450 reglas, sin el cual se perderían, los que en el día 10 rompan los cristales del mausoleo de la plaza central; eso los justifica? pero aquí en la indo está soportar las granadas, correr el riesgo de las perillas de bajas veloci­dades, sufrir el vértigo del color de una galaxia sin plane­tas, abajear los chiclets ardientes; ahí está, este es el camino pero “cuidado a los que leen el catálogo no hay que irrespetar­los”; y yo aquí sufriendo las consecuencias de enfrentarme a los búfalos hiperbólicos, que lanzan granadas mientras ellos ponen pequeños muñecos de plástico en las montañas de una mesa recitando las 2450 palabras…

no soporto más
son son son : pirámides de siete puntas
piensa esto y llora...


hoy cuatro días, abre surcos hasta la parada
toma el
piano de la línea número 6 y grita

¡aquí
estoooooooooooooooooyyyyyyyy¡

sus palabras se imprimen en la naturaleza.




MAÑANA A LA CUEVA DE ZOONDERET


Jofre Torbay "que no descansa en paz", alias "el cuso LLofre" para Marco
CAPITULO I

En el reino de los animales pequeños existían conejos, ra­tas, cusos, gallinazos, escorpiones, moscas y ranas. Las ra­tas y conejos cada cuatro años se turnaban la facultad de dirigir el destino del reino desde la cueva de zo-onderet, que tenía brotes de agua cristalizada llamado estalactitas y es­talagmitas. En grandes jaulas tenía en cautiverio a todas las moscas del reino; las ranas para poder alimentarse tenían que encontrar zanahorias y fabricar queso a cambio de unas cuantas moscas.

En los alrededores de la cueva estaban los escorpio­nes, cargados de veneno; su misión: defender la cueva en los ataques de algunas ranas inconformes. La columna de escorpiones la dirigía el curso Llofre; el principal de los rato­nes era Leopoldo y el jefe de los conejos: play boy.

En la meseta los gallinazos auxiliares de los escorpio­nes -tenían la dirección del conejo Blas. En los lagos apa­recían imágenes y sonidos que informaban a las ranas de los suce-zoos del reino

CAPITULO II

El cuso Llofre surgió en las lagunas y expresó lo que sigue: "hoy capturamos a un grupo de ranas que con un za­pato pretendían asesinar a su excelencia ratón Leopoldo, defenderemos el sistema ratonil a pesar de la incitación de algunos conejos, y para esta sagrada misión bajaremos la cantidad de moscas por zanahorias recogidas y queso
elaborado".

Un grupo de ranas avanzó hasta las afuera de las cue­vas de zo-onderet y murieron por el veneno que lanzaron los escorpiones. Para apaciguar los ánimos el conejo play boy apareció en las lagunas y declaró: "la oposición conejil al régimen del ratón Leopoldo", esto claro está, no lo creyeron las ranas que conocían del proyecto.




El ministro de Robles buscando víctimas "en la cueva de Zoonderet"

CAPITULO III

Se reunieron el cuso Llofre y el conejo Blas en el valle para comer tierra y zanahoria, respectivamente, y beber néctar de flor, importado de aveja llacta; bajo el efecto del néctar el conejo Blas se puso de pie y dijo: "...porque eres un cuso que sólo haces huecos en el reino; los conejos tenemos más jerarquía que ustedes, yo debería dirigir a los escorpio­nes". Hubo un intercambio de veneno y plumas entre galli­nazos y escorpiones guardaespaldas; luego, el conejo Blas se dirigió con sus guardaespaldas a la meseta.

En las imágenes de las lagunas aparecieron el cuso Llo­fre y el ratón Leopoldo y manifestaron que el conejo Blas había cesado en sus funciones al mando de los gallinazos; las imágenes sucesivas mostraron al conejo sublevado, e in­formaron que junto a los gallinazos se había tomado la me­seta.

CAPITULO IV

Minutos después en la meseta el conejo Blas gritó: “llamo a las ranas a unirse contra el tiranosaurio que nos go­bierna, por que ha sido un régimen que las ha perjudicado incluso con los huecos dejados por el cuso Llofre, que han provocado accidentes; según las condiciones, mañana, marcharemos a la cueva de zo-onderet!"; los gallinazos gritaron: ¡ahora, ahora¡

Todo esto apareció en las lagunas, muchas ranas sim­patizaron con el conejo Blas, pero otras decían: las ratas y conejos nos dominan desde la cueva de zo-onderet, y sus pe­leas solo se producen cuando beben el néctar floral de la abeja-llacta.

CAPITULO V

El ratón Leopoldo envió a gran cantidad de escorpiones, al mando del cuso Llofre; en diez minutos llegaron a la meseta; el cuso amonestó en voz alta: "Blas, conejo Blas se te juzgará con el tribunal de honor; recuerda que den­tro de cuatro años nuevamente estarán los conejos en la cueva de zo-onderet"; no hubo respuesta…

Los escorpiones iniciaron el ataque; hubo un inter­cambio de veneno y plumas y mas tarde hubo picotazos e inoculaciones; una hora después vencieron los escorpiones.

El conejo Blas fue capturado y puesto a órdenes del ratón Leopoldo, quien, pidió explicaciones del incidente; el conejo dijo que la arenga de marchar a la cueva de zoon­deret era: “sólo por reclamar”.

Las ranas, que conocían el proyecto, tuvieron entonces la oportunidad de difundirlo entre sus compañeras, y mu­chas de ellas sabían lo que decía: “tomaremos zapatos y ro­baremos de los depósitos el veneno de los escorpiones; ex­terminaremos a ratas, conejos, cusos y gallinazos; liberare­mos a las moscas; ya no habrá búsqueda de zanahorias y fa­bricación de queso; solamente tendremos que dedicarnos, a buscar las moscas, que volarán solo entonces libremente, a todo lo ancho del reino”.



LA ESCUADRA VOLANDO






Dibujo de Marco alias Bakunin


En el reino de los útiles escolares había miles de lápices que se dedicaban a escribir líneas en cuadernos con hojas en blanco, tarea controlada por un esferográfico que exi­gía:
“¡rayen más rápido, más rápido, se están demorando mu­cho¡”.

Para poder hacerlo se introducían a un sacapuntas -cuyo dueño era el esferográfico-, y continuaba la tarea de escribir. Un día el esferográfico dijo: "vagos voy a impedir que entren al sacapuntas con frecuencia, ahora será una vez al mes"…

Los lápices, enfurecidos, dejaron de escribir y gritaron a corro: “si no entramos al sacapuntas, nuestra punta se atro­fia y quedamos convertidos en un trozo de madera y grafi­to; dentro de poco tiempo dirás, que sea cada trimestre, ca­da año o cada década”...

El esferográfico dijo en voz alta: “silencio, nadie me tu­tea, si no siguen escribiendo voy a soltar los borradores y lanzar la escuadra”.

No obedecieron, estaban dispuestos a defender firmemente el acceso al sacapuntas; el esferográ­fico lanzó la escuadra, pasó quebrando por la mitad a mu­chos de ellos; luego hizo que se desplacen los borradores, que borraron del mapa a muchos lápices que encontraron en su trayectoria. Pero estaban convencidos de su acceso; se apoderaron del taipe con el que enrollaron a los resquebrajados; toma­ron la caja de fósforos; vino volando la escuadra, la incen­diaron en el aire; marcaron unas “X” en los borradores; al llegar donde el esferográfico lanzaron miles de fósforos prendidos, su plástico fue reduciéndose hasta convertirse en una bola de fuego...

Todo pasó a posesión de los lápices: el sacapuntas, el taipe, los cuadernos, el cenicero, el escritorio, la alfombra, el profesor; el aula.




*Todos los textos tomados de “Entre Bakunin y Jackeline en blue jean”, Marco Antonio Núñez Duque, libro póstumo, Colección matapiOjO, Quito 1989.



Contratapa de "Entre Bakunin y Jackeline en blue jean",1989

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