Libros: El Armador de Relojes (1995), Amores estériles (2004), Viajes (2005), Líneas de Fuego (2006)
De El Armador de Relojes, 1995
EL CIEGO
No tiene perro ni hija que le guíen.
Llega a la ciudad palpando las murallas
tras la fragancia del pan recién sacado del horno.
Todos allí le conocen: cantará el fragmento
de un poema a cambio del hambre;
pues él sabe que en el pan
y en el canto están los dioses.
LAS AVES, ACTO II
Cuando Aristófanes se dio cuenta
de que sus dioses eran demasiado ingenuos
como para tomarles en serio, empezó a escribir
cubriendo su rostro con una máscara,
a fin de que ellos no se fijen en él.
No buscó en los festivales su sitio de privilegio
junto a Sófocles, a Eurípides, o al mismo Esquilo,
tan venerado como Homero,
sino mas bien un banco simple junto a la plebe,
en esos días cuando los dioses
bajaban al mundo disfrazados de griegos.
Será por ello que en nuestros días,
al representar sus obras, los actores encontramos
una máscara -sonriente y mordaz-
abandonada en algún sitio del teatro;
la misma máscara que el sátiro
olvidó en sus andanzas por la tierra.
De: Amores Estériles
NOCIÓN
Cada uno tiene su noción del tiempo,
lo que consideramos definitivo
mantiene aún su principio de expansión,
igual que una estrella que no logra saltar al vacío
y está detenida en la infinidad de probabilidades;
lo que miramos a través de las ventanas
es un arquetipo en los ojos
evadiendo cada segundo el final:
el eje roto del tiempo.
LA MAGIA DEL POEMA
Mis malas noches con un libro en las manos
son las mismas del Dios,
convertido en agua o en bestia,
prisionero del laberinto.
La ciudad me entrega cada mañana
sus hijos primogénitos, las mujeres
en los dominios del placer
para calmar mi cólera
e ignora que mis ojos no duermen,
que la sangre en mis labios
renueva mi energía.
La magia del poema consiste
en liberar al centauro.
Y en ese empeño no hay nombres ni reloj.
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